¿Qué es la agricultura de conservación?

El método de cultivo conocido como "agricultura de conservación" puede restaurar las tierras degradadas y detener la pérdida de tierras cultivables, ya que promueve la preservación de la cubierta permanente del suelo, la labranza reducida y la variedad de especies vegetales. Además, mejora la biodiversidad y los procesos biológicos que ocurren de forma natural por encima y por debajo de la superficie del suelo, lo que conduce a un uso más eficaz de los nutrientes y el agua, así como a una producción de cultivos mejorada y sostenible.

Con métodos adaptados a las condiciones locales, los principios de la agricultura de conservación son aplicables en general a todos los paisajes agrícolas y usos de la tierra. Los insumos externos, como los productos agroquímicos y los nutrientes vegetales de origen mineral u orgánico, se suministran en las proporciones ideales y de forma que no perturben ni interfieran en los procesos biológicos. Las intervenciones en el suelo, como la alteración mecánica del mismo, se reducen al mínimo o se evitan.

Tanto en la producción de secano como en la de regadío, la agricultura apoya las prácticas agronómicas adecuadas, como la ejecución puntual de las actividades, y mejora el cultivo general de la tierra. Este tipo de agricultura sirve de base para la intensificación de la producción agrícola sostenible cuando se combina con otras buenas prácticas bien conocidas, como el uso de semillas de alta calidad y la gestión integrada de plagas, nutrientes, malas hierbas y agua, entre otras cosas. Es importante mencionar que ofrece mayores oportunidades para la integración del sector de la producción, incluida la incorporación de árboles y pastos a los paisajes agrícolas, así como la integración de la ganadería y la agricultura.

Esta se basa en tres principios fundamentales que se adaptan con el objetivo de reflejar las condiciones y necesidades locales:
  • Alterar mecánicamente el suelo lo menos posible:

El no laboreo y la siembra directa son ejemplos de alteración mecánica mínima del suelo. La superficie perturbada debe ser inferior al 25% de la superficie cultivada o a 15 cm de anchura (la que sea menor). No se permite ninguna labranza recurrente que perturbe una superficie mayor que las mencionadas anteriormente. Si la superficie perturbada está por debajo de los límites definidos, se permite el laboreo en franjas.

  • Una cobertura orgánica continua del suelo

Inmediatamente después de la siembra directa, se midió la cobertura del suelo y se dividió en tres categorías: 30-60%, 60-90% y >90%.

  • Diversificación de especies

Se deben incluir tres especies de cultivos diferentes en la rotación/asociación.